Cuando yo nací la pintura ya me esperaba. La casa en donde crecí olía a óleos y linaza. Nunca quise ser otra cosa que no fuera pintor, incluso mientras estudiaba arquitectura me pasaba las noches planeando grandes cuadros de espacios y edificios. Considero que tengo, a fuerza de ejercitarla, una mirada afilada y obsesiva, que escrudiña hasta lo nimio. Habitar la obra me es propio; la pintura es mi naturaleza, los lienzos mi hogar.
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